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El fen├│meno HOYGAN

Introducci├│n

Si hay un fen├│meno que define en una sola palabra la idiotez supina, la estupidez colectiva y la educaci├│n deficiente esta es HOYGAN. En una sola palabra se condensa toda la estupidez de internet y sus comentaristas despistados con altos problemas para la comunicaci├│n escrita. Y no digamos de la oral. Para que os hag├íis una idea, por si alguien a estas alturas no sabe lo que es un HOYGAN, la frase principal de un esp├®cimen internetero de este tipo es esta: «HOYGAN, LO NESESITO URJENTE. GRASIAS DE HANTE BRASO» El corrector ortogr├ífico de mi pc acaba de saltar echando chispas. «┬íMis ojos! ┬íMis ojos!» Gritaba desconsolado mientras se lanzaba por la ventana. Del Windows, quer├¡a decir.

Estos personajes un d├¡a le dieron por error a la tecla de Bloq Mayus y jam├ís pudieron saber c├│mo volver a ponerla bien. «DEVE DE ABER SIO UN BIRU» pens├│ su cerebro ultraevolucionado. As├¡ pues, decidieron que lo mejor que pod├¡an hacer era escribir en Internet tal cual, en may├║sculas y pidiendo cosas imposibles en lugares donde nadie les ha llamado. Al principio, la gente pensaba que era una sola persona que pululaba por blogs de medio mundo colocando esos comentarios. Pero una de dos, o cre├│ escuela o hay patrones de comportamiento que son inherentes a ciertas personas. Porque los hay a cientos; qu├® digo a cientos, a miles; qu├® digo a miles, ┬ísi siguen reproduci├®ndose el mundo ser├í Idiocracia!

S├¡, porque los HOYGAN tambi├®n deben fornicar. Entre ellos claro. Como dejan sus direcciones del Messenger en m├║ltiples comentarios, alg├║n incauto o incauta capaz de descifrar sus textos los agrega y se terminan conociendo. Como la conversaci├│n se les acaba r├ípido, para no aburrirse quedan para hacer caiditas de Roma y por supuesto no usan cond├│n. Con lo cual los ni├▒itos HOYGAN dominar├ín el mundo. De todas formas, no todos son tan listos como para poner su e-mail en uno de sus comentarios. S├¡, listos. He dicho esa palabra. Repasemos su comportamiento habitual ante un post cualquiera para saber a qu├® me refiero.

Comportamiento básico

Imagen vía

  • Paso 1: El HOYGAN llega al blog a trav├®s de Google. Su b├║squeda por defecto puede ser una cosa as├¡: «Quiero un graffiti con mi nombre con letras chulas». Porque Google est├í para eso, para expresar deseos, y como tal, Google se levanta y te lo concede. Por eso ellos, que son un poco supersticiosos, clickan en el bot├│n de «Voy a tener suerte».
  • Paso 2: El elemento lee en diagonal el texto que aparece en primer lugar. Le parece largo y lo lee a duras penas. Ve que en alg├║n punto pone «graffiti». Ya est├í, es el lugar que ├®l necesita.
  • Paso 3: Su cerebro le recuerda que estaba buscando precisamente eso y que Google no miente nunca. ┬íEs su d├¡a de suerte! Casualmente, necesita urgentemente un graffiti con su nombre. Seguramente tienen a alguien con una pistola en su cabeza oblig├índoles. «C├│mo no tengas un graffiti para ma├▒ana te vuelo los sesos Jos├® Alfredo, t├║ mismo» ┬┐Qui├®n quiere dinero en efectivo cuando puede tener un graffiti?
  • Paso 4: Descubre que existen comentarios de otra gente que no lee porque tiene prisa. Podr├¡amos pensar que no sabe leer, pero hasta ellos tienen unos m├¡nimos. As├¡ pues, deja un comentario: «HOYGAN NESESITO UN GRAFITI CON MI NOMBRE ES URJENTE GRASIAS DE HANTE BRASO. ENVIENMELO A MI CORREO» Env├¡enmelo a mi correo, s├¡, ┬┐pero a qu├® correo? Tan urgente es que no son capaces de poner su propia direcci├│n de e-mail para que les llegue lo que tanto anhelan. As├¡ no hay manera de dejarles contentos. Yo me los imagino delante del PC, mirando el mail a todas horas. Pensando en cuando llegar├í mientras les enca├▒onan con la pistola. Por eso nunca vuelven a comentar jam├ís, estos terminan asesinados por el ladr├│n de graffitis.

Y terminan as├¡ de mal. Luego llega alg├║n desalmado cabronazo al post en cuesti├│n y deja un comentario diciendo: «┬íGracias! Me ha venido muy bien» Entonces se crea la bola de nieve y m├║ltiples HOYGAN repiten la operaci├│n para intentar conseguir ese graffiti.

No todos son as├¡, los hay que leen y se quejan. Por ejemplo buscaban alg├║n texto para copiarlo ├¡ntegramente para alg├║n trabajo del colegio o lo que sea que frecuenten y como no era lo que ellos esperaban se enfadan y te lo hacen saber. «NO ME A SERBIDO, APRENDAN A ESCRIVIR» Habl├│ el acad├®mico de la lengua. Hace poco recib├¡ un comentario al estilo HOYGAN de una chica que me ped├¡a que mejorara el «bocablo». Yo no s├® si refer├¡a al vocablo, al vocabulario o a la boca. Quiz├í me estaba ofreciendo alg├║n tipo de operaci├│n est├®tica y quer├¡a ponerme los labios con m├ís botox que los sobacos de Ana Rosa Quintana. Misterios de estos personajes.

┬┐C├│mo evitarlos?

Llegados a este punto querrás saber, si tienes un blog, ¿cómo leches evito a un HOYGAN en mi blog? Bien, ante todo debes saber que en cuanto aumenten tus visitas las posibilidades de que los HOYGAN aparezcan en tu página se multiplican. Para evitarlos hay un par de consejos muy sencillos:

1) Poner un captcha. Un captcha son esas cajitas con letras que tienes que reescribir en otra cajita vac├¡a de texto antes de dejar un comentario. Eso, que en teor├¡a est├í hecho para evitar los robots de spam, en realidad no son antispam, son antihoygan. Un hoygan ve eso y no lo entiende. ┬┐Qu├® ser├ín esas letras sin sentido? Piensa su cerebro. En un momento echa humo verde y abandona el blog.

2) No dejar la cajita de comentarios en la misma p├ígina que el post. Es decir, que haya que clickar en alg├║n sitio para poner un comentario. As├¡ se despistan m├ís f├ícilmente y teniendo en cuenta su inteligencia suprema, cuando ven: «Escribe un comentario» a lo mejor ponen o bien «Un comentario» o bien lo escriben a mano en un folio. Supongo que luego lo enviar├ín por correo. «A google@puntocom» Y le ponen sello.

Conclusiones

Espero que este texto les haya servido de aclaraci├│n sobre el fen├│meno HOYGAN. Son personajes insufribles a la par que graciosos y en Internet se han hecho grandes. De todas formas, ellos ya exist├¡an y se escond├¡an entre las notas de la comunidad de vecinos o en carteles de aviso en alguna calle perdida. Est├ín por todas partes…

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